Espiritualidad Franciscana
Desde nuestros primeros gérmenes vocacionales estamos plantadas en el espíritu de San Francisco de Asís.“Esta Congregación profesa la vida y regla de los hermanos y hermanas de la Tercera Orden Regular, principio y fundamento, y a cuya observancia están obligadas todas las religiosas” (CC GG 1).
Nuestro proyecto de vida consiste en “observar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, viviendo en obediencia, en pobreza y en castidad. Siguiendo a Jesucristo, a ejemplo de San Francisco, están obligados a practicar más y mayores cosas, observando los preceptos y consejos de nuestro Señor Jesucristo y deben negarse a sí mismos, como cada cual ha prometido al Señor” (RTOR 1).
Ninguna otra cosa, pues, deseemos, ninguna otra cosa queramos, ninguna otra cosa nos agrade y deleite, sino nuestro Creador y Redentor y Salvador, el solo verdadero Dios, que es el bien pleno, el todo bien, el sumo bien”(R 23, 8 y 9).
El espíritu franciscano configura nuestra espiritualidad, nos lleva a vivir el Evangelio desde la oración, la fraternidad, la minoridad, la pobreza y humildad, la sencillez y alegría interior, la acogida y entrega generosa.
Optamos por vivir estos valores evangélicos-franciscanos en fraternidad como lugar de encuentro y acogida, donde las hermanas nos acompañamos y compartimos el gozo de la llamada. La vida fraterna es don y tarea; las hermanas son un don de Dios y, a la vez, se requiere un trabajo y conversión constantes hacia actitudes de amor y de perdón. Consideramos importante fundamentar la fraternidad en Dios mismo que nos convoca por el espíritu de Jesús a vivir con Él y como Él, para servir a los hermanos en medio del mundo.