Muerte

Aunque no le faltaron la grandeza y fortaleza de ánimo en su entrega infatigable al amor de Dios y al servicio de los hombres, su vida se truncó el 28 de diciembre de 1903, cuando apenas contaba 40 años. 

La Congregación quedaba huérfana a los 7 años de su fundación. En los últimos momentos aconsejó a sus hijas que permanecieran unidas y que no abandonaran su obra. Sus restos reposan en la Capilla de del Colegio-Hogar del Buen Consejo, en Pozuelo de Alarcón. Su proceso de Beatificación comenzó el 19 de marzo de 1992 y se encuentra en Roma.