Un 27 de octubre de 1986, el Papa Juan Pablo II invitó a rezar por la paz a los líderes de las Iglesias cristianas y de las grandes religiones del mundo. Fue en la histórica Jornada de Oración por la Paz en Asís, un encuentro sin precedentes que supuso un antes y un después en …
Un 27 de octubre de 1986, el Papa Juan Pablo II invitó a rezar por la paz a los líderes de las Iglesias cristianas y de las grandes religiones del mundo. Fue en la histórica Jornada de Oración por la Paz en Asís, un encuentro sin precedentes que supuso un antes y un después en el diálogo interreligioso y en el compromiso común por la paz.
Desde entonces, esa fecha se toma por las Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo para unirse en una preciosa iniciativa común —junto con los centros educativos y sanitarios— y celebrar cada año el Día del Espíritu de Asís, bajo el lema: “Sembradores de Fraternidad”.
Bajo este lema, nuestra residencia celebró este año un acto simbólico y orante en favor de la paz en el mundo, 
esa paz que significa, ante todo, respeto por la vida. Como no podía ser de otra manera, nuestro centro quiso resaltar en esta jornada que esta casa franciscana es, por esencia, un lugar donde la paz y la armonía son pilares fundamentales. Residentes, hermanas y trabajadores se esfuerzan cada día por crear un ambiente acogedor y respetuoso, en el que todos se sientan valorados y acompañados. Este encuentro fue una ocasión propicia para reforzar estos valores y promover la reflexión sobre la importancia de la paz en nuestras vidas.
Programación
La programación del acto estuvo a cargo del equipo de Pastoral Evangelizadora, coordinado por Sor Pamela Ayachi, quien estableció las directrices a seguir junto con Sor Covadonga, responsable de Pastoral en la Residencia San Francisco de Asís.
La jornada comenzó con música ambiental que acompañó el inicio del día en todo el centro residencial. Tras la celebración de la Eucaristía, los participantes se reunieron en el gimnasio para un sencillo acto de acogida, que incluyó un minuto de silencio por la paz en el mundo.
En sus palabras, Sor Covadonga invitó a todos a tomar conciencia de la importancia de vivir en paz con el mundo y con uno mismo. A continuación, los residentes realizaron un gesto simbólico: elaboraron una representación de las manos de San Francisco de Asís, símbolo de su espíritu y carisma, que sostenían una paloma, emblema de la paz, el amor y el respeto hacia todos los hermanos, tal como enseñó el santo de Asís.
El acto se completó con canciones y palabras de compromiso y reflexión sobre la paz en la vida personal y comunitaria. Como broche final, todos los asistentes rezaron juntos la conocida oración de San Francisco:
“Señor, hazme un instrumento de tu paz.”
Otras actividades
Durante los días siguientes, la residencia se volcó en la preparación de las actividades del fin de semana: el Magosto Solidario, el Día de Todos los Santos y la conmemoración de Los Fieles Difuntos.
El viernes, pese al tiempo otoñal en Astorga, se pudo celebrar el Magosto Solidario, una jornada entrañable que reunió a residentes, hermanas, trabajadores y familiares en torno a las tradicionales castañas, las canciones, las risas y los recuerdos compartidos.
La colaboración y el entusiasmo de todos los miembros de esta casa franciscana hicieron posible una celebración entrañable, llena de fraternidad, alegría y, sobre todo, mucho cariño.
